por Eric Geiger
El famoso youtuber Logan Paul fue recientemente al bosque Aokigahara cerca del monte Fuji, un bosque conocido como el bosque del suicidio por el número de suicidios que se intentan allí cada año. Descubrió un cuerpo colgando de un árbol y continuó filmando sin mostrar respeto y haciendo comentarios. El video recibió una respuesta bastante negativa, y Paul se ha disculpado varias veces.
La respuesta negativa proviene en parte de que cada vez más de nosotros quedamos impactados por suicidios entre personas conocidas y amadas que luchan con su salud mental. Mientras los crímenes violentos han disminuido en los EE.UU. en años recientes, el suicidio está en aumento. Desde el 2000 al 2015, la tasa de suicidios en EE.UU. aumentó, de acuerdo a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
Cuando comencé el ministerio, hace más de veinte años, algunos líderes cristianos sostenían posiciones erróneas y de poca ayuda sobre la salud mental. Claro, ellos no querían estar en error o ser de poca ayuda, pero les habían enseñado que cualquier problema de la mente era solo un problema espiritual. Después de todo, pensaban, debemos poner nuestra mente en las cosas de arriba y confiar en el Señor para renovarla. Por eso, si alguien sufría de depresión, algunos líderes respondían simplemente: «Lee la Biblia y ora más». Esto era insensible. A personas que aman a Jesús les da cáncer, y no les decimos: «Haz tu devocional y todo va a estar bien». Entendemos que el cáncer es una enfermedad. Sí, sabemos que el Señor puede remover el cáncer de la gente y a veces lo hace, pero a veces decide no hacerlo. Lo mismo sucede con los problemas de salud mental.
En años recientes, los líderes de la iglesia han entendido mejor que los problemas de depresión y salud mental no son solo temas espirituales. Así como las personas piadosas pueden batallar con enfermedades físicas, ellas también pueden batallar con enfermedades mentales. Ambas son el resultado de nuestro mundo caído. Aunque hemos logrado avanzar en esta área, un estudio reciente de LifeWay en 1000 personas revela que aún hay trabajo por hacer. Puedes leer todo el estudio aquí; éste apunta a, por lo menos, tres razones por las cuales los pastores deben preocuparse por la salud mental:
1. La gente en las iglesias no siente que los problemas de salud mental se aborden tanto como lo sienten los pastores.
De entre los que participaron en el estudio, 46 % de los pastores creían que su iglesia aborda temas de salud mental con regularidad comparado con un 12 % de los asistentes. Ya he visto esta diferencia antes en otros estudios, entre lo que los pastores creen que comunican y lo que las personas entienden que se está comunicando. La realidad es que los pastores hablan más de lo que la persona común asiste, así que para que cualquier mensaje se vuelva parte de la cultura de la iglesia, debe repetirse con frecuencia. Las personas, incluso las que asisten cada semana, necesitan que se les recuerde constantemente que todos somos seres caídos, pero que la gracia de Dios es más grande que nuestra caída.
2. La gente no se siente tan confiada de compartir sus luchas como los líderes quisieran.
La buena noticia del estudio es que los pastores y los líderes del ministerio quieren ayudar. Se sienten cargados por los que luchan con pensamientos suicidas y cuidan de los que han sido impactados por la tragedia del suicidio. Los líderes que fueron entrevistados para el estudio no son insensibles ni ignoran lo que ocurre. Aunque los líderes expresan el deseo de ayudar, solo el 4 % de los asistentes, que han perdido un amigo o un miembro de la familia debido al suicidio, creen que la iglesia sabía del problema. Está claro, las personas asisten a la iglesia y con frecuencia permanecen en silencio. Nosotros, los que estamos en la iglesia, tenemos que preguntarnos si en realidad estamos recibiendo y amando o si preferimos por el contrario que las personas finjan para que nuestras iglesias parezcan menos imperfectas.
3. Son personas, no estadísticas
La respuesta negativa hacia el video de YouTube es apropiada porque se perdió una vida real, una familia real estaba devastada y amigos reales fueron impactados. No se filmó una estadística, se filmó una persona. Debemos preocuparnos porque estas son personas, personas creadas a la imagen de Dios y amadas por Él. Cuando veamos estadísticas de la salud mental o el suicidio, tenemos que recordar que no son sólo estadísticas. Son personas, como lo son sus familias, amigos, vecinos y compañeros de trabajo. Que el Señor nos llene de Su compasión.